viene.../
Veamos ahora el mismo caso (más de un
apodo), con una persona diferente y, por ende, una reacción diferente (enfurecerse).
Con una vivencia lo aclaro:
“Cuando participé en la presa del P. H. Cachi (julio 64 / julio 65), en la
cuadrilla estaba Humberto, auxiliar conocido como gallo, bueno en lo personal y
laboral e identificado con su alias, lo disfrutaba. Recuerdo esas amanezcas en
la presa, al llegar la madrugada, alguno gritaba: gallo son las cuatro y, él,
con aleteo incluido, lanzaba un ¡kikirikiiii! y, alternándose, todos lo
imitaban simulando el amanecer campestre, era muy agradable, se reanimaba el
ambiente.
Él tenía sus peculiaridades, contaré 3 con
relación al caso.
a) Era muy hábil para andar en taludes empinados (en los estribos de
la presa subía y baja cómo si nada, realmente, por esa habilidad, parecía un
gallo).
b) En las jornadas nocturnas, era el encargado de alumbrar el punto de
referencia y lo hacía con estilo, alumbraba el punto con el reflector, se
afirmaba y cerraba los ojos (dormitaba). Pero, al oír listo, se desplazaba al
punto siguiente y hacía lo mismo, sin fallar (así, parecía un gallo descansando:
“Levanta una pata, cierra los ojos y se queda rígido”).
c) En 1971, regresando con mi familia de Panamá, por la hora pernoctamos
en San Isidro del General. Estando en la habitación, al oírse el canto de un
gallo en la puerta ellos se sorprendieron, calma les dije, debe ser Humberto.
Abrí y, sí, ahí estaba él, venía a saludar (no necesitó llamar, cantó cómo un
gallo y le abrí).
Sin duda, él disfrutaba ese apodo, pero
odiaba el otro, “San Juan”, así le
pusieron los irreverentes (era parecido al Santo), y, seguro por fervor
religioso, no lo toleraba. Por eso, cuando a escondidas le gritaban San Juan,
se enfurecía y, golpeando el cuchillo contra el suelo, retaba a pelear (el
gallo cantor se convertía en gallo de pelea capaz de cualquier cosa). Nadie lo
enfrentó, sólo querían disfrutar su furor, o sea, enojarse es un grave error,
porque, además de convertirse en hazmerreir, afecta su salud.”
Ese círculo vicioso
sólo se rompe cuando el afectado deje de enojarse o sea, cuando deje de
divertir a los provocadores.
Beto,
julio, 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario