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domingo, 3 de julio de 2016

El gallo y San Juan: 2 en 1


viene.../
Veamos ahora el mismo caso (más de un apodo), con una persona diferente y, por ende, una reacción diferente (enfurecerse). Con una vivencia lo aclaro:

“Cuando participé en la presa  del P. H. Cachi (julio 64 / julio 65), en la cuadrilla estaba Humberto, auxiliar conocido como gallo, bueno en lo personal y laboral e identificado con su alias, lo disfrutaba. Recuerdo esas amanezcas en la presa, al llegar la madrugada, alguno gritaba: gallo son las cuatro y, él, con aleteo incluido, lanzaba un ¡kikirikiiii! y, alternándose, todos lo imitaban simulando el amanecer campestre, era muy agradable, se reanimaba el ambiente.

Él tenía sus peculiaridades, contaré 3 con relación al caso. 

a) Era muy hábil para andar en taludes empinados (en los estribos de la presa subía y baja cómo si nada, realmente, por esa habilidad, parecía un gallo). 

b) En las jornadas nocturnas, era el encargado de alumbrar el punto de referencia y lo hacía con estilo, alumbraba el punto con el reflector, se afirmaba y cerraba los ojos (dormitaba). Pero, al oír listo, se desplazaba al punto siguiente y hacía lo mismo, sin fallar (así, parecía un gallo descansando: “Levanta una pata, cierra los ojos y se queda rígido”). 

c) En 1971, regresando con mi familia de Panamá, por la hora pernoctamos en San Isidro del General. Estando en la habitación, al oírse el canto de un gallo en la puerta ellos se sorprendieron, calma les dije, debe ser Humberto.  Abrí y, sí, ahí estaba él, venía a saludar (no necesitó llamar, cantó cómo un gallo y le abrí).

Sin duda, él disfrutaba ese apodo, pero odiaba el otro, “San Juan”, así le pusieron los irreverentes (era parecido al Santo), y, seguro por fervor religioso, no lo toleraba. Por eso, cuando a escondidas le gritaban San Juan, se enfurecía y, golpeando el cuchillo contra el suelo, retaba a pelear (el gallo cantor se convertía en gallo de pelea capaz de cualquier cosa). Nadie lo enfrentó, sólo querían disfrutar su furor, o sea, enojarse es un grave error, porque, además de convertirse en hazmerreir, afecta su salud.”

Ese círculo vicioso sólo se rompe cuando el afectado deje de enojarse o sea, cuando deje de divertir a los provocadores.


Beto, julio, 2016

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Los textos y fotografías de este blog están bajo mis derechos de AUTOR, Heriberto Arroyo