A su memoria
Por José Luis Amador.
Antropólogo Social.
Fundador de la Oficina de Patrimonio Histórico
y del Museo Histórico y Tecnológico del ICE
Hoy despierta el país con la infausta noticia de la muerte de don Jorge
Manuel Dengo Obregón, ex-vicepresidente de la República, fundador del ICE y
primer gerente de esta institución histórica de los costarricenses, entre otros
atributos y cargos a su haber. Me parece oportuno el momento para desempolvar
un viejo ensayo que nos lleva a reflexionar sobre la profunda huella de don
Jorge Manuel Dengo en el ICE. El texto fue escrito, no por casualidad, en el
contexto del período 94-98, en medio de un proceso de cambio y de reingeniería
que pretendió por momentos hacer tábula rasa de nuestro Patrimonio Histórico
Institucional.
No creo que muchos hayan reparado en el hecho de que, si bien don Jorge
Manuel fue fundador y redactor de la Ley Constitutiva del ICE, su trayectoria
en la institución fue de apenas poco más de una década, de modo que hoy, hace
ya más de 50 años que don Jorge partió del ICE. Sin embargo, el legado de Jorge
Manuel Dengo es tal, que su presencia llega hasta nuestros días.
Donde queda más clara la fuerza de su profunda huella en el ICE, es
obviamente, en los testimonios de aquellos que le conocieron y trataron
personalmente durante su labor de gerente y constructor del instituto. En esos
testimonios surge, en cualquier recodo de la conversación, la figura
carismática de Dengo, revelándose como un ser humano visionario, profundo, de
hablar claro y preciso, con dotes de maestro y conductor de gentes. No
obstante, muchos otros trabajadores del ICE, que no lo conocieron, ni lo
trataron nunca, también están impregnados de su legado, aun sin saberlo. Ello
se debe a que rasgos de su personalidad, han marcado no solo a individuos, sino
a la cultura organizacional del ICE como un todo. Esto es posible debido al
efecto de los fundadores de empresas como generadores de cultura, aspecto que
ha sido señalado por los teóricos de la cultura organizacional. Pettigrow entre
otros, observa que:
“Los fundadores o iniciadores, no son simplemente creadores de los
aspectos racionales y concretos de las organizaciones, tales como las
estructuras y la tecnología, sino más bien creadores de símbolos, ideologías,
lenguajes, ritos, creencias y mitos: aspectos más simbólicos y expresivos de la
vida organizacional”. Pettigrow, en Allaire y Firsirotu, 1992.
Mientras estudiábamos el legado histórico y cultural de esta
institución, especialmente durante la puesta en marcha del “Programa de
testimonios Orales de Fundadores y Antiguos Funcionarios del ICE”, la imagen de
don Jorge afloraba por sí sola en las entrevistas que hicimos a los señores
Nilo Vicarioli, González Truque, Federico Baltodano, Juan José Flores, Manuel
Porras e incluso técnicos del sector de Telecomunicaciones como don Guillermo
Maduro. Dejaré entonces que hablen de don Jorge aquellos testigos de honor, que
le conocieron vistiendo su traje de army color kaki, en alguno de sus tantos
viajes a la legendaria La Garita. Escuchemos sus voces...
Para mí, todo el desarrollo giró en torno a Jorge Manuel: la
personalidad de Jorge, de una sencillez tan grande. Nadie lo estaba viendo como
el jefe y todo el mundo sabía que era el gerente. El tipo de gente de que él se
rodeó... Todo eso contribuyó notablemente. Posiblemente con otro tipo de
gerente ahí, no sé si el éxito hubiera sido el mismo, pero la figura de Dengo
fue primordial en todo el desarrollo del ICE. Yo creo que todos los que hemos
estado cerca de él en un período como ese, sabemos que él es una de las razones
por las cuales se tuvo éxito en ese reto. Porque organizar una empresa como el
ICE, que creció en una forma tan violenta, fue un aporte que él dejó.
(...) Jorge Manuel era un gran administrador y promotor. Ing. Federico Baltodano G. Ingeniero jefe del ICE
durante el diseño y construcción de La Garita
Desde el primer día que yo hablé con Jorge Manuel ya tuve proyección de
la persona, yo sabía ya que era un individuo que calaba en mí, una persona que
calaba, es decir, yo le ponía un cuidado a lo que estaba hablando, ... Yo
decía, una persona que escucha es guía. Jorge Manuel, inmediatamente que uno se
montaba en el automóvil, comenzaba a hablarte de administración y de esto y de
lo otro, de la parte social, humana, de La Garita, del problema eléctrico, de
esto y de lo otro. (...) Estuve solo una hora y me dijo esto. “Cuando a
su criterio sucede un accidente muy serio en la institución, a la hora que sea,
me llama a mi casa. Tenga el número de teléfono. Donde sea, me llama a mi casa.
¿Entendió?” --Si perfectamente. No lo voy a jorobar.--
Ahí es donde nace la mentalidad de atención a la gente. (...) Los
dispensarios son obra de Jorge Manuel, la seguridad es obra de Jorge Manuel, la
sanidad es obra de Jorge Manuel, el hablar de estos temas es obra de Jorge
Manuel: pensemos en la gente, sin esta gente no hacemos nada. Dónde vamos, qué
queremos, qué sentimos, pensemos lo que es luchar por hacer una planta, pero
pensemos en Costa Rica, pensemos en el pueblo nuestro, en esta planta que
nosotros la hacemos, y ¿por qué no la vamos hacer nosotros, los ticos...? Sr. Nilo Vicariolli Dispensarista de La Garita. Posteriormente
Jefe de Dirección Administración
Max Webber, uno de los más importantes estudiosos del tema del poder,
señala que en las sociedades humanas, existen tres tipos de dominación: 1.
Carismática, 2. Tradicional y 3. Legal. La dominación carismática, fundamenta
el poder en un líder “dotado de gracia”. Los seguidores aceptan su poder porque
tienen fe en su persona. Para mí, es muy evidente que don Jorge ejerció en el
ICE un liderazgo de tipo carismático. Su legado a la institución es ni más ni
menos, que el sentimiento de fe, la confianza en nuestra capacidad de
realización y el sentimiento de mística, que ha caracterizado buena parte de
nuestra historia. “El ICE puede”. Esta certeza ha sido hasta hoy el motor
cultural y emocional de esta institución. Algunos han tratado de ignorarlo,
pero eso es tema para otra reflexión.
Las anécdotas sobre don Jorge son importantes porque
nos recuerdan que como líder predicaba con el ejemplo. Aunque yo creo más bien,
que actuaba así, porque esa era su manera de ser. La cultura de una
organización empresarial no consiste en un decálogo pegado en la pared. Sino
que se obtiene del modelaje cotidiano que ejercen los líderes. El líder es el
modelo a seguir. El líder modela la organización con el cincel de su comportamiento
diario: conductas, valores, actitudes. Ese modelaje cotidiano, efectuado
mediante acciones concretas, orientadas en una línea de pensamiento, clara y
enriquecedora, tanto desde una perspectiva ética, como desde una perspectiva
institucional, es lo que hace que todavía hoy se recuerde a Jorge Manuel Dengo,
mucho más allá del protocolo y de los homenajes. Curiosa muestra de ello es
que, hasta no hace mucho, su fotografía __ pelo indomable, mirada fija, camisa
a cuadros de mangas arrolladas __ estuvo presidiendo el vestíbulo de Relaciones
Públicas, cuando esta dependencia se hallaba en el segundo piso de Oficinas
Centrales.
Cuando en 1989 iniciamos nuestras investigaciones
sobre el legado histórico y cultural del ICE, una jefatura nos solicitó indagar
acerca de cuál había sido la escuela teórica, con que se iniciaron los
precursores del ICE en el campo de la administración. Pese a que don Jorge tuvo
estudios de administración, a lo largo de estos años me he convencido de que,
en lo que atañe a la cultura empresarial, (término que no se usaba en aquel
entonces,) y al papel que corresponde al trabajador, al ser humano en la
empresa, no hay una receta aprendida en los libros. Lo que existe en don Jorge
Manuel, es un código ético personal y quizá generacional, en el que convergen
un anhelo modernizante propio de su época, (la Segunda República), aunado a una
actitud de respeto a los demás. Ese espíritu de fuerza, austeridad y
moderación, a la vez, que caracterizó a nuestros abuelos, quizá todavía demasiado
llanos y de tradición campesina.
Cuentan, que en las primeras fases de nuestra historia republicana, a
los patrones de hacienda cafetalera, no les quedaba más que confundirse con la
peonada, y que eso tuvo que ver con el origen de nuestra sociedad, más
igualitaria que otras sociedades latinoamericanas. De igual modo, estos
ingenieros nuestros, empeñados como estaban en construir desde sus cimientos un
sueño tecnológico y una Segunda República, no tenían ningún reparo en meterse,
sin beepers, celulares, laptops, ni corbatas, a batir barro y a mover los
corazones de aquellos abnegados y rudos trabajadores de La Garita, Cachí, Río
Macho, Tapantí, y más tarde Telecomunicaciones. Ciertamente aquel momento
histórico así lo demandó. Pero también sus temperamentos, compromiso y calidad
humana lo permitieron.
Pero no todo fue fácil para don Jorge Manuel. En su testimonio se
intuye, aunque él nunca lo dice abiertamente, que hubo momentos difíciles de
resolver, y que don Jorge los supo sobrellevar con mesura, pero con firmeza. En
definitiva, me atrevería a decir que hoy como ayer, los Harvard y los Incae, solo pueden aportar una parte
muy pequeña de la materia prima del gerente, del líder, del ser humano.
Porque lo más importante es nuestro propio llamado interior, la voz de
nuestro sentido común, aquello que emana de nuestra buena fe y nuestra
condición de seres humanos comprometidos históricamente y solidarios, con la
gente y con la sociedad. O mejor aún, con la Patria, como se decía antes de que
las palabras fueran vaciadas de contenido y significado.
En lo que respecta a su visión de “institución-empresa”
(sic), rompiendo los esquemas de la mediocridad, Dengo se atrevió a proponer
que el Instituto Costarricense de Electricidad “hiciera de sus procedimientos
técnicos, administrativos y financieros, modelos de eficiencia que no solo
garanticen el buen funcionamiento del Instituto, sino que puedan servir de
norma otras actividades costarricenses”. (Ley de Creación del ICE).
En otro escrito hemos puntualizado elementos del pensamiento de don
Jorge, destacando su concepción de hombre y de trabajador. No hay que olvidar
que Dengo no es un hombre aislado y ahistórico, sino que responde a un
movimiento social y filosófico, y a una época, al igual que Rodrigo Facio, José
Figueres e incluso nuestro Moisés Loría. Todos ellos portadores de un ideario
de progreso, y fe en el hombre. Ideario éste que se viene a concretar en el
ICE. Según Loría, este ideario encuentra eco institucional en
el ICE, entidad que, más allá de sus naturales funciones de empresa eléctrica,
dice él, se ha empeñado en crear un hombre nuevo, y de proyectar estos valores
a la familia y a la sociedad. Es así como muchos trabajadores de origen
campesino aprendieron sus primeras letras en el ICE, mejorando además su
situación económica. Veamos su texto:
Una Institución
que no solamente sirve al país con eficiencia sino que también ha tratado de
crear un hombre nuevo, más educado y más capacitado para servir a la
Institución, a la familia y a la Patria. Envío
En resumen, se
trata de llegar a todos y cada uno de los trabajadores que tengan el
deseo de ir hacia adelante y de no quedarse estacionados. Además se ha
tratado de influir en el ánimo de ellos para que estas ideas las lleven a
sus hogares y traten de que sus hijos se preparen mejor para la lucha por
la vida. La educación en los proyectos
hidroeléctricos. Pág. 2
Cuando comenzó a
trabajar en el Proyecto, con costos sabía firmar y esto lo hacía mecánicamente,
quizá siguiendo un patrón que aprendió de memoria. Al abrir el Proyecto Cursos
de Capacitación llegó a ocupar uno de los bancos de clase propuesto a asimilar
los proyectos que allí impartían. Fue así como aprendió a leer, a escribir, a
conjugar números en las operaciones básicas. También aprendió mucho de ciencias
sociales y de otras especialidades. Salió por esfuerzo propio del grupo de los
analfabetas. Durante los últimos cinco años se propuso ser dueño de un pedazo
de tierra que le garantice cierta independencia. El ejemplo de Juan Quirós Coto. Pág. 66
Pues bien, en esta visión de progreso, de confianza, de capacidad de
enfrentar el reto empresarial y tecnológico con visión de país y de compromiso
histórico, es donde está el legado de Jorge Manuel Dengo, su huella profunda, su
vigencia. Esta empresa con perspectiva de compromiso histórico cuyos
trabajadores han dado muestras de defender un modelo de sociedad y de país no
surge de la nada.
Hoy el ICE está llamado a reinventarse nuevamente, a convertirse una vez
más en modelo de competitividad, eficiencia y calidad humana, como lo visionó
Dengo. Esa concepción humanista de la empresa, con compromiso social y
nacional, lejos de ser motivo de debilidad empresarial, podría ser la carta
escondida, el requisito para hacer resurgir la mística en todo su esplendor y
renacer la esperanza. La nueva utopía, la fe en que una vez más el ICE PUEDE.
Un nuevo reto, capaz de mover el corazón de todos, como lo fue en su día la
creación del ICE, la construcción de La Garita o echar a andar el sector de
Telecomunicaciones.
Paz a los restos de don Jorge Manuel Dengo. Luz y vida a su memoria.
Publicado con permiso expreso del autor José Luis Amador